jueves, 29 de diciembre de 2011

PORQUE SOY REPUBLICANO

Partiendo de la base e mi total y absoluto respeto hacia todas las instituciones del gobierno que emanan de la constitución del 78, quiero expresar mi más profunda disconformidad con el sistema de designación de la jefatura del estado por lo injusto que se le supone.

Si bien es cierto que nuestra monarquía parlamentaria abala las libertades del pueblo vertebradas a través de la constitución del 78, y da cierta libertad de maniobra las autonomías, a través de las leyes orgánicas que regulan los estatutos de autonomía creando un marco jurídico descentralizado y regulado por cámaras de representantes de los ciudadanos, donde el papel de la jefatura del estado es el de representación del país.

La realidad es que en la parte más alta de la pirámide gubernamental se comete una enorme injusticia a los ciudadanos españoles, al vedar la posibilidad de que estos puedan acceder al puesto de jefe del estado en igualdad de condiciones, ya que este cargo queda reservado a una familia por derecho de nombre y rango, eso es una injusticia en una sociedad democrática la cual en una parte, quiere, debe y ha de evolucionar hacia la igualdad social y que lucha para hacerlo de forma constante con el fin que se llegue a un sistema donde todos seamos iguales y donde todos los puestos de la administración sean accesibles sin reservas para todos.

Una sociedad democrática no puede ni debe aceptar los principios que establece el artículo 56 de la constitución Española que en el apartado 3 establece:

Artículo 56.
1. El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado Español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las Leyes.

2. Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.

3. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en elartículo 65,2.

No se pueden construir sociedades donde el jefe del estado no sea responsable de sus actos, ni la inviolabilidad de su persona, en una sociedad democrática todos han de estar sujetos al imperio de la ley, tampoco debemos obviar la realidad visible que supone que la designación de jefe del estado por derecho de nombre y rango puede suponer que el designado no esté a la altura del cargo para el que ha sido preparado, y eso puede suponer un problema para la sociedad.

Por todo lo expuesto y al amparo de mi derecho a la libertad de expresión, reiterando mi respeto a las instituciones emanadas de la constitución del 78, la cual yo no vote, ni he refrendado a día de hoy, soy partidario que de forma democrática y mediante un consenso de la mayoría de los ciudadanos y partidos políticos, España proclame la III Republica Federal Española, donde el jefe del estado sea designado en unas elecciones democráticas; donde el cargo tenga una limitación de mandatos; una republica donde el cargo de presidente del gobierno y de jefe del estado sean incompatibles y que quien ya haya sido presidente del gobierno y jefe del estado no pueda volver a serlo.

Yo soy partidario de un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y considero a la monarquía una institución digna pero incompatible con la sociedad en la que vivimos, es tiempo de abolirla de forma democrática.




Antonio Garcia Leal ®
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2 comentarios:

Basilio Pozo-Durán dijo...

Un/a jefe/a de Estado no tiene por qué ser símbolo de 'unidad y permanencia' del mismo, sino simplemente de la naturaleza democrática de éste y de nada más, pues ésta y no otra debería ser la característica única y fundamental de cualquier Estado: democrático y que cumpla con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Todo lo demás, como la unidad y la permanencia, se sitúan fuera de esto y toda/o demócrata convencida/o debe luchar por que deje de ser así.

Sobre tu artículo, me gustaría saber, estando de acuerdo con lo expuesto, por qué sigues considerando 'digna' la monarquía, pues pienso que no hay pueblo que se pueda llamar a sí mismo digno si a la hora de organizarse como Estado tolera instituciones no democráticas como lo es la monarquía.

Un saludo

Unknown dijo...

Quizá el calificativo lleva a engaño, puesto que no me explicado bien, yo considero digna la opción de ser monárquico y por ende he de considerar digna a la institución, tan digna y tan defendible como la opción de ser republicano, siempre y cuando hablemos de monarquías parlamentarias como la nuestra, donde el jefe del estado tiene carácter de representante del país, pero quien decide es el parlamento.
Lo considero una opción digna porque como demócrata estoy dispuesto a aceptar que una parte de la sociedad este deacuerdo con ese modelo de jefatura del estado, aunque evidentemente desde mi punto de vista y como he expuesto es una institución a abolir, de forma democrática, porque en ella existe un germen totalitario que va en contra del progreso de las sociedades democráticas en las que hoy vivimos.


Antonio Garcia Leal ®